miércoles, 8 de octubre de 2008

Melancolía y Recuerdos (parte II)


Hoy voy a hablar de mi otro abuelo, que cuando nací yo (que soy la mayor de las nietas) se apodó "Tití".

Tití era el papá de mi mamá y con él vivimos desde que nací hasta mis seis años. En esa casa pasamos todos los veranos juntas con mis primas. Hasta que Tití faltó y vendieron la casa, para demolerla...

El, me regaló la primera bici con rueditas negra y naranja, cuando yo tenía algo así como dos o tres años... me acuerdo que también me regaló un cassette de canciones para chicos que del lado A te enseñaba a rezar... en gallego! jajajaja Recuerdo los regalos porque según decían las "malas lenguas" el jamás compraba nada porque no le gustaba... pero para sus nietas todo!

La gente que me ve, me dice que soy igual a mi abuelo y la verdad, me alegra, me llena de orgullo. Le encantaba como a mí, la comida chatarra, las hamburguesas, las frituras y sufría del hígado... como yo. Pero después de esas panzadas... quien te quita lo bailado?

No salía mucho de su casa, porque no quería dejar sola a su fiel compañera, Dina, una ovejera super compañera.

Cuando yo era chiquitita, íbamos toda la familia de vacaciones a Santa Teresita. Las últimas vacaciones tooodos juntos fueron en 1991 a Brasil. Fuimos, mis abuelos, con sus cuatro hijos y sus respectivas familias y un primo de mi abuela con su familia.

Mi abuela.. otro tema! pero vale el comentario... se llevaban como perro y gato, pero creo que en el fondo, a él le encantaba pelearla a propósito. Era su manera de "conversar".

23 años disfruté con él. 23 años felices llenos de muchos momentos compartidos, muchas complicidades, mucho amor.

El día que se me fue, yo lo intuí, lo soñé, él me avisó a mi. Nosotros nos parecíamos tanto física como mentalmente, teníamos una unión más allá de la sangre. El en un sueño me avisó que estaba bien, que nosotros teníamos que estar bien... y a la mañana siguiente nos dijeron que había fallecido. Ese fue uno de los peores días de mi vida, si no fue el peor. Se me cayó el mundo.

Con el tiempo, como dije anteriormente, uno aprende a sobrellevar las pérdidas y a ver que hay muchos recuerdos lindos que valorar y que gracias a esos recuerdos, los tenemos vivos por siempre en nuestros corazones.

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