Amaneció llovisnando, horrible, molesto... pero a la tarde las nubes se abrieron y dieron paso al cielo celeste... Nada más igual a mi... cambiante como el tiempo.
Amanecí con muchos temas dando vueltas en mi cabeza, pero no los comento.. salvo alguno que otro con mi amiga (digo alguno que otro porque si le largo todo, o no nos alcanza el tiempo o no trabajamos)
Me pasa seguido que me enrosco con N, me enojo mucho mucho y en mi cabeza empiezo a maquinar con la idea de "esta noche lo encaro y que hable.." y preparo charlas mentales, pienso las posibles respuestas... un desgaste mental al reverendo pe#@€%. Pero, finalmente, llega la noche y la cama nos inspira a charlar. Me encanta charlar con él porque tiene ese "no se que" que hace que se abran las nubes de mi cabeza y aparezca la claridad
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