Y si, ahora, ya pasados los tediosos síntomas, debo hacer un reconocimiento al sexo masculino, más especialmente a mi pobre Nico...
Si bien era yo quien me sentía mal sin poder levantarme del sillón, el tuvo que cambiar sus hábitos al 100%.
Tuvo que dejar la comodidad a la cual lo tenía acostumbrado para arremangarse a lavar platos y hasta cocinarse.
Era yo la que agonizaba entre náusea y náusea, pero era él quien sufría mis agresiones por mi mal estar; era yo quien se la pasaba arrodillada frente al inodoro, pero era él quien cada vez que abría la puerta del baño me miraba con carita de "si pudiera hacer algo para que no te sientas mal lo haría".
Era él quien se enojaba porque no podía tomar nada que me hiciera sentir un poco mejor.
Y era él quien cuando yo parecía dormida se sentaba al lado mio sin decirme nada, ni tocarme para no molestar y que pudiera descansar aunque sea un poco...
Ahora, vista de lejos la situación puedo ver que me acompañó como pudo y como supo... y se lo agradezco de corazón.
Te amamos papucho!
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